Hay un momento en la vida profesional de los Notarios, que es especialmente susceptible de provocar sudores fríos, incomodidad y taquicardia. Bueno, de hecho, hay muchos momentos de ese calibre, pero me estoy refiriendo al momento en que el Oficial le comunica al Notario que “tiene que ir a la residencia a firmar una cosa”. Se puede sustituir “residencia” por “hospital” sin problemas. Incluso en muchos supuestos por la propia casa del futuro firmante.
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